Complejos Sentimientos

con el corazon en la manoLa vida del ser humano es un poema. Sentimientos día a día son producto de aquello que nos hace sonreir o llorar. Amor como desilución se ve cada día. Muchos de nosotros ya sabemos esta parte del ser humano, sin embargo pocos entendemos como expresar y dejar sentir lo que nuestro corazón siente.

Estamos educados en una forma muy simplista de experimentar emociones y afectos. Desde pequeños nos acostumbramos a sentimientos positivos cariño, amistad, amor y a sentimientos negativos celos, odio, resentimiento. Pero además nos acostumbramos a relacionar estos sentimientos con «objetos» concretos: A papá y mamá cariño; a la sopa odio; a mi compañero de clase, amistad... Es decir, a cada “objeto” de nuestro entorno le corresponde un determinado sentimiento de acuerdo a las emociones que cada persona tenga interiormente y con la facilidad que las pueda expresar.

Pero la realidad siempre nos acaba metiendo en líos donde las cosas funcionan en estructura y están en dinámica siguiendo un complejo proceso que no suele ser compatible con esquemas estáticos e ideas preconcebidas.

¿Cómo se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco? Desde el punto de vista de la psicología casi resultaría más conflictiva la situación de una persona que solo pudiera querer a una al mismo tiempo. Otra cosa es que sus sentimientos le lleven a la bigamia. Pero eso es asunto de otras disciplinas que todavía están por comprender.

Todo esto nos da entender lo complejo que puede ser el mundo y porque no la vida, el mundo de los sentimientos nos permite expresar pensamientos y emociones; pero el problema es cuando caemos en desilusiones por no ser correspondidos de la manera en que se esperaba y ahí se frena todo sentimiento por el simple hecho de no volver a sufrir o demostrar nuestros afectos.
   
La contradicción emotiva en una sensación de desconcierto producida por el hecho de experimentar sentimientos contrapuestos hacia un mismo objeto. Un caso muy habitual es el que se da con los padres: se les quiere pero al mismo tiempo se arrastran heridas (ofensas) que han sido producidas por ellos, precisamente porque no ofende quien quiere sino quien puede.
 
En otros se emplea la represión de uno de los elementos: o se elimina el afecto «para siempre» evitando la exposición al daño (padres que no se hablan con sus hijos) o se «niega» la ofensa sumiéndola en las profundidades psicológicas para salvaguardar la relación. Lo que menos se puede ver en estos momentos es a personas con la suficiente «elasticidad» para poder vivir sus emociones y sus sentimientos de forma estructurada y dinámica.

Claro que se puede querer mucho a una persona y al mismo tiempo estar enfadadísima por una ofensa recibida. Y a la conclusión que se puede llegar es que nuestros sentimientos son complejos, interactúan, evolucionan, pueden ser controlados, alentados, reprimidos, confundidos, sublimados...y pretender que funcionan a un termino fijo es una ingenuidad. Y cuando la cosa se complica la ayuda profesional no debe ser entendida como un fracaso: A veces la mirada ajena aporta una perspectiva muy esclarecedora.

Fuente : Psicocentro/María José Hernand