Digo sí a mi mayor bien.

En la vida, ¿a qué digo que sí? ¿Qué afirmo? Por medio de mis palabras, revelo lo que creo que es verdad. Cuando mi atención está centrada en Dios, afirmo salud, amor y bien abundante.

 

Si encuentro que mis palabras expresan escasez, incomodidad, separación de Dios, tomo un momento para centrar de nuevo mi atención. Aquieto mis pensamientos, cierro los ojos y respiro profundamente. Al centrar la atención en mi corazón, llego a mi verdadero centro, a mi luz crística.

Soy sano. Soy bendecido. Estoy lleno de paz. Al decir estas palabras, siento su verdad. Digo sí a la salud, al amor y a la abundancia en mi vida y reclamo mi herencia divina como creación de Dios. ¡Digo sí a mi mayor bien!

Que vuestro “sí” sea sí, y vuestro “no” no.—Santiago 5:12 ..