3 de noviembre del 2012 - Sábado

Bailar

¡Bailo al compás de mi música!

Me vinculo con lo Divino de muchas maneras. Si no me siento guiado a meditar calladamente hoy, puedo disfrutar de un tiempo de oración más “animado”. Tal vez elija escuchar una canción que me inspire y anime. Al sumergirme en el gozo del momento, canto y bailo sin preocupación. Dejo ir libremente todo pensamiento de duda y preocupación, temor y ansiedad, lucha y rivalidad; y me dejo llevar por la vibración de la música y el mensaje. Sin que el peso de mi intelecto o mi ego puedan detenerme, me uno plenamente a lo Divino.

Cuando la canción termina, me siento elevado en cuerpo, mente y espíritu. Me doy cuenta de que yo, también, tengo una canción para ofrecerle al mundo, y la ofrezco con gozo.

De nuevo serás adornada con tus panderos y saldrás en alegres danzas.—Jeremías 31:4