30 de diciembre del 2012 - Domingo

Gozo

Elevo mi vida y mi viaje espiritual al invocar el gozo, el gozo natural que es inherentemente mío. Dicho gozo no proviene de acontecimientos ni circunstancias externas; rebosa de lo interno. Aunque los acontecimientos puedan causarme felicidad y emoción, el gozo en sí es parte de quien soy como creación de Dios.

Al vincularme conscientemente con el Cristo en mí, por medio de la contemplación, la meditación y la oración, siento una oleada de gozo, el renacer de mi conciencia divina. Este es el gozo verdadero que me armoniza y sana. Me eleva espiritualmente sin importar lo que suceda a mi alrededor. Confío en la actividad del Cristo en mí. Descanso y permito que el gozo fluya libremente.

Juan 15:11
Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo.