31 de diciembre del 2012 - Lunes

Silencio

El silencio es sagrado. En él no existe la confusión, la duda ni el temor. Al descansar en Dios, estoy consciente de que la sagrada presencia me rodea y está en mí. Cualquier pensamiento o creencia errónea de que estoy separado de mi Creador se disipa. En el silencio, discierno este mensaje sagrado: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios”. Mi corazón responde: “Sí, lo sé”, y con este conocimiento mi alma es elevada. Siento una suave marea que viene y se va a medida que todo arrepentimiento y tristeza se disipan, y me lleno de gozo. Me alimento con los momentos de silencio sagrado. Al descansar en la presencia de Dios aunque sea por unos momentos, recibo la seguridad de que soy uno con la presencia divina. Soy un ser sano y sagrado.

Marcos 4:39

¡Calla, enmudece!