23 de Diciembre de 2016- Viernes

Permito que los regalos del Espíritu llenen mi corazón.  
Recibir
Aceptar un presente me llena de gratitud. Hoy elijo abrir mi corazón para recibir los maravillosos regalos de la vida. Los tesoros de Dios pueden encontrarse dondequiera que vaya: en las acciones generosas y palabras amables de los demás, mediante el afecto de los animales y la belleza del arte y de la naturaleza. Acojo con gozo la abundancia de Dios, consciente de que por ser su creación merezco todo el bien que deseo. Doy gracias por la comprensión de que soy un ser espiritual, uno con el espíritu universal. Dios me ama. Permito que esta revelación penetre y llene mi corazón. El amor divino es el mayor regalo que puedo recibir, y lo recibo con humildad.

Jeremías 31:14  
Satisfaré abundantemente y con lo mejor el hambre y la sed de los sacerdotes y de mi pueblo.