22 de Enero de 2017- Domingo

Dejo ir y dejo a Dios actuar.

Dejar ir
Me lleno de poder cuando hablo o medito en una verdad centrada en Dios. Confío en que su omnipresencia obra por medio de mí. Unifico todo mi ser: espíritu, mente y cuerpo, para alcanzar o superar lo que esté ante mí. Siento cómo la tensión desaparece cuando reconozco que el Espíritu está en mí y a mi alrededor. Ya no siento estrés, y experimento un sentimiento de calma. Pienso claramente. Dejo ir la lucha. Dirigirme a mi interior me reafirma mi conciencia de que no estoy solo. Sé qué hacer y lo hago con confianza. Respiro profundamente y descanso, consciente de que el plan completo puede no serme revelado en su totalidad. La vida es un proceso, y progreso día a día.

Salmos 145:18 
Tú, Señor, estás cerca de quienes te invocan, de quienes te invocan con sinceridad