03 de Febrero de 2017- Viernes

Presto atención a la guía de Dios y soy guiado hacia mi bien.

Guía
Confío en que la guía de Dios me dirige hacia mi mayor bien. Si encuentro que mi mente está fija en un camino, una definición o un resultado específico, recuerdo permanecer flexible y receptivo. ¿Ha habido momentos en mi vida cuando lo inesperado resultó mejor de lo que deseaba? ¿Se han resuelto las cosas en medio de una crisis? Recuerdo las lecciones que he aprendido y cómo la guía de Dios me ha ayudado a superar los retos. Ahora veo posibilidades más allá de las que había imaginado. Con una respiración profunda descanso y abro mi mente y corazón a la voluntad divina. Dejo ir mi necesidad de tener la razón acerca del resultado y permanezco atento a la guía del Espíritu. ¡Soy guiado hacia mi bien!

Salmo 48:14
Así es nuestro Dios por toda la eternidad. ¡Él es nuestra guía eternamente!