20 de Marzo de 2017- Lunes

No soy yo, sino el Cristo en mí quien hace la obra.

Presencia crística
La presencia crística en mí es la fortaleza y el poder que me permite hacer todas las cosas. Cuando recuerdo esta verdad, me libero de cualquier pensamiento egoísta y puedo dar y recibir el bien de Dios.

En mi práctica de oración, paso tiempo consciente de la presencia crística en mí. Durante estos momentos callados soy empoderado para ser afable con los demás y conmigo mismo. Mi actitud optimista da forma a mi vida y produce cambios positivos. Al permitir la libre expresión de mi Cristo morador, experimento la vida con una sensación de maravilla y asombro. Invito al gozo a que viva en mi corazón y fluya de mí hacia los demás. Permito que la presencia crística obre en mí y por medio de mí, y mi vida se llena de bendiciones.

Juan 17:22
Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno