30 de Junio de 2017-Viernes

La voz divina del amor me restaura y revitaliza.

Palabras sanadoras
Jesús enseñó y demostró que las palabras que él habló son Espíritu y Vida. Sigo su ejemplo y dirijo mi atención al espíritu crístico en mí. Desde lo profundo de mi ser, la voz del amor incondicional llena mi mente y mi corazón. Absorbo estas palabras sanadoras de verdad en mi conciencia. El espíritu crístico es mi fuente de fortaleza y salud.

Las palabras de Jesús eran palabras sanadoras. Así que cuando oigo la voz del amor que me habla tiernamente, más con poder y autoridad, recuerdo que soy sano, digno y uno con el Espíritu. Al reafirmar estas verdades para mí mismo, ellas reverberan por todo mi ser. Me regocijo a medida que el Espíritu renueva y revitaliza cada parte de mí.

Proverbios 4:20, 22
Hijo mío, presta atención a mis palabras... Ellas son vida para quienes las hallan; son la medicina para todo su cuerpo.