Puedo cuidar de mí de manera plena: cuerpo, mente y espíritu. Confío en que la esencia de Dios en mí, el espíritu crístico, es mi fuente de vida, sabiduría y guía. Al prestar atención a los diferentes aspectos de mi vida promuevo el equilibrio, utilizando mi energía sabiamente.

Mi nutrición comprende tanto el comer saludablemente como el sustentarme espiritualmente. Ejercito mi cuerpo diariamente y disfruto de los beneficios de mayor fortaleza y vigor. Estimulo mi mente por medio del aprendizaje y la exploración. Vivo como un ser espiritual —con intención y propósito. Soy motivado a utilizar mi energía para crear una vida significativa para mí, para apoyar a mis seres queridos y para respaldar las causas en las cuales creo.

Juan 10:10 Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.