Salomón escribió en Eclesiastés: “Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para toda actividad”. Estas palabras me recuerdan cómo el cambio obra en mi vida y en el mundo. Así como la Tierra se mueve constantemente sobre su eje, así mismo yo me muevo, cambio y crezco en fortaleza y conciencia. Siento una gran paz porque sé que a través de las estaciones de la vida, Dios y yo somos uno.

Mantengo una visión positiva y un sentido de maravilla y expectativa acerca de lo que está por venir para mis seres queridos y para mí. Cada giro en mi vida me ofrece un nuevo panorama y una nueva experiencia. En este mundo siempre cambiante existe una constante en la cual puedo confiar: el orden divino.

Isaías 30:21 Entonces oirán ustedes decir a sus espaldas estas palabras: “Éste es el camino; vayan por él. No se desvíen a la derecha ni a la izquierda”