Aunque interactúe con el mundo a mi alrededor, mantengo mi atención centrada en mi interior. Para alinear lo que hago con lo que soy, primero reflexiono acerca de mis actitudes internas. La cualidad que elija da forma a la acción que llevo a cabo. Cuando elijo amor, paz y compasión, hasta las tareas más sencillas se convierten en una bendición.

Si mis actividades no producen los resultados que deseo, hago una pausa para identificar lo que elijo ser. Quizás me he apartado del camino por las presiones del día. Hago una pausa por un momento y respiro profundamente. Puedo elegir de nuevo ahora mismo. Me comprometo a ser amor, paz y compasión y permitir que la luz de Dios resplandezca en mi vida 

Colosenses 3:12 Revístanse de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia.