7 de Junio del 2012 - jueves

Prosperidad

Mi vida rebosa de bien infinito.

Me pregunto, ¿hay algo en mi vida que Dios no pueda proveer? La respuesta es un “¡no!” categórico. Tengo todo lo que necesito para ser una persona feliz y productiva. Soy rico porque la presencia de Dios mora en mí.

En cualquier momento en el que piense que carezco de algún bien, afirmo y doy gracias por todo lo que tengo. Cada vez que oro, obtengo una comprensión mayor del poder de Dios en mí, de la fuente inagotable de todo bien. Despierto de nuevo a la seguridad de que soy sano y estoy completo como soy.

Mi fe cada vez más profunda me proporciona mayor confianza, fortaleza y valor. El bien abundante de Dios llena cada parte de mi vida y me bendice en todo lo que hago.

Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad, y cantarán tu justicia.—Salmo 145:7