Cuando mis pensamientos están dispersos o fragmentados, encuentro un refugio de salud en mi corazón. Mi corazón es sano, coherente, sereno, fuerte. Al enfocar mis pensamientos y sentimientos en ese centro establecido de salud, olas de luz y amor irradian y llegan a mi mente, a mi trabajo y a mis asuntos.

¡Ya soy sano! Sé de corazón que esto es verdad. Lo único que tengo que hacer es centrar mis pensamientos y sentimientos, y el amor universal de Dios hace lo demás. Estoy equilibrado, siento agradecimiento y soy elevado. ¡Me siento gozoso, libre y armonioso! Mis resultados están en perfecto orden y atraigo bien hacia mí. La salud es mi estado natural de ser.