14 de Abril de 2019 - Domingo

Esperanza

EL ESPÍRITU DIVINO MORA EN MÍ, ES MI VIDA Y MI PERFECCIÓN.

Los Evangelios narran la llegada de Jesús a Jerusalén montado en un asno. La multitud le dio la bienvenida tendiendo mantos y ramas de palma a su paso. Sus seguidores se sentían esperanzados y liberados de la opresión.

Hoy, yo también le doy la bienvenida a un nuevo orden. Así como la multitud le dio la bienvenida a Jesús exclamando “¡Hosana!” Yo acojo una nueva conciencia del YO SOY —mi naturaleza crística. Gracias a esta conciencia, mi deseo de experimentar tranquilidad y verdadera libertad se hace realidad. El espíritu de Dios mora en mí. Vivo, crezco y me perfecciono en él. Asido a la paz, la sabiduría, la salud, la prosperidad y la armonía espirituales, siento gratitud por mi comprensión de Dios como mi fuente eterna.

Salmo 62:5 Sólo en Dios halla tranquilidad mi alma; sólo en él he puesto mi esperanza.—