Hoy elijo vivir positiva y espiritualmente. Si enfrento un reto, hago una pausa y respiro profundamente antes de comenzar con lo primero que tengo en mi lista de cosas por hacer.

Mi corazón se abre a la sabiduría de Dios y al orden perfecto en mi vida. Sé que todo lo que realmente necesito hacer será realizado —en el momento correcto y de la manera perfecta.

Reconozco que hasta los planes que he elaborado más meticulosamente pueden no resultar como yo pensaba. Mas tengo presente que yo soy una creación del Espíritu, lista para vivir conectada más plenamente con mi naturaleza espiritual. Mantengo mi atención centrada en Dios, y descanso consciente de que el orden divino obra en mi vida siempre.