17 de abril del 2012 - Martes

La salud es mi estado natural. Mi cuerpo responde al amor y cuidado.

El cuerpo es un sistema maravilloso. Con cada respiración, con cada latido del corazón, es renovado y restaurado. Cuando el dolor me alerta a una necesidad de curación, respondo con amor y cuidado. En vez de ponerme tenso, respiro profundamente, enviando luz y amor a los lugares que llaman mi atención. La sabiduría de Dios obra por medio de mí y de los profesionales de la salud, para cooperar con el poder sanador innato de mi cuerpo.

La salud es mi naturaleza misma. Me calmo y descanso a medida que mi cuerpo responde a las afirmaciones y el cuidado amorosos. Siento gratitud por la curación que se lleva a cabo ahora. Mi cuerpo es renovado y restaurado a la perfección.

Porque esto será medicina para tus músculos y refrigerio para tus huesos.—Proverbio 3:8