25 de julio del 2012 - Miércoles

Amor

El amor de Dios me llena y se derrama de mí.

Decido pasar este día sintiendo profundo aprecio por el infinito amor de Dios. Al ser amable y compasivo con los demás, me convierto en un instrumento del Amor Divino.

Este amor se expresa por medio de mí no sólo para bendecir a mis familiares y amigos, sino para bendecir también a aquellas personas que puedan parecer difíciles. Reconozco que todos somos dignos de ser amados.

El amor de Dios es incondicional, no juzga. Al permitir que este sentimiento sagrado llene mi corazón, yo también dejo de juzgar. Comienzo una jornada benévola que sana las heridas. Al compartir amor con los demás, doy y recibo el regalo más grande de todos.

Y esto le pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento.—Filipenses 1:9