Orden divino
Mi vida está en orden divino.
Cuando mi mente, cuerpo y actividades están en orden divino, experimento la luz que ilumina mi camino, la salud que restaura mi cuerpo y la prosperidad que satisface cada una de mis necesidades. Al permanecer alineado con el orden divino, estoy en paz con mi mundo y con lo que es.
Hoy marca el comienzo de un orden nuevo y perfecto en mi vida. Sosiego mis pensamientos al orar, y me dedico a fomentar acciones positivas y constructivas. Bendigo mi cuerpo, afirmando el poder intrínseco en cada nervio, célula, órgano y función.
Sé que la realidad de la perfección divina se manifiesta en cada aspecto de mi ser. Bendigo mi vida y afirmo que el orden divino se establece como salud, guía y éxito.
Pero hágase todo decentemente y con orden.—1 Corintios 14:40