Según la ciencia, nuestros cuerpos producen miles de millones de células nuevas cada día. He sido creado de manera divina para ser sano y estar bien. Las células están infundidas con energía divina porque Dios es el fluir de vida en mi cuerpo.

La obra sanadora de Dios se lleva a cabo en cada instante. Las células son reemplazadas y renovadas, y me recargo continuamente con una corriente de vida divina. Yo soy renovado a cada momento. Al orar abro mi corazón al fluir sanador de la vida divina en mí.

Yo soy revitalizado con cada aliento, Dejo ir todo pensamiento o hábito que limite la actividad de la vida divina en mi cuerpo y experimento energía sanadora y renovadora.