Intoxicaciones

Intoxicaciones   Las intoxicaciones pueden no ser muy evidentes. Frente a un posible caso de intoxicación, especialmente en el caso de niños, deben buscarse los siguientes signos:

- Ardor y/o enrojecimiento alrededor de la boca y labios.

- Aliento a productos químicos, por ejemplo hidrocarburos (nafta, solventes, kerosén, etc.).

- Quemaduras, manchas y olores químicos en ropas y ambiente.

- Vómito, dificultad para respirar, somnolencia, confusión u otras manifestaciones no habituales.

Sólo si se está seguro de que se trata de una intoxicación, deben llevarse a cabo los siguientes pasos:

- Leer la etiqueta del producto involucrado: generalmente dice cómo actuar en casos de intoxicación.

- Si la víctima está consciente, darle a beber un vaso de agua ayuda a retardar la absorción del tóxico. Si no está consciente no administre nada por vía oral.

- Si no se identifica el tóxico, llame al centro de intoxicaciones local o a algún servicio de emergencias para pedir instrucciones. Si no tiene el número a mano, búsquelo en el guía telefónica: generalmente en la primer página están los números de las emergencias.

- Ciertos tóxicos o venenos deben ser vomitados, pero hay otros casos en que la inducción al vómito está contraindicada (por ejemplo, en los casos de ingestión de lavandina e hidrocarburos). Se debe esperar instrucciones del centro de emergencias o de un médico para inducir a la víctima a vomitar. En caso de ser preciso, introducir el dedo en la garganta de la víctima para provocar el reflejo de náusea. Otra opción es suministrarle un vaso de agua tibia con tres cucharaditas de sal.

- Luego que la persona vomita ofrecerle un vaso de agua.

- Si la sustancia tóxica se derramó en las ropas, piel u ojos, retirar la ropa y lavar la piel sin fregar (ya que algunos tóxicos se absorben más al fregar la piel) y los ojos con agua tibia y limpia durante 20 minutos, mientras llega ayuda médica.

- Siempre recurrir al médico. Llevar el tóxico o la caja del medicamento ingerido para su reconocimiento.

Tener en cuenta: No dejar medicamentos al alcance de los niños ni de ancianos seniles. Incluso los de venta libre pueden ser nocivos y peligrosos.