¿Quién manda en el matrimonio?

union matrimonioAnteriormente la familia era la base sólida sobre la que todo lo demás se construía; en la actualidad, los añicos que quedan de ella son la fuente de muchos de los males que aquejan a la sociedad. Y aunque aún hay más matrimonios que divorcios, la diferencia entre ellos se reduce cada vez más. El matrimonio está a punto de convertirse en una institución fracasada.

Cuando alguien se inicia en ese acuerdo que llamamos matrimonio, está entrando en algo que es, cuando menos, aventurado. Cuando una pareja se casa, hace algo sobre lo que no sabe nada. Y de acuerdo con todos los indicios, cuando alguien lo hace más de una vez, no sabe más la segunda vez que la primera.

El matrimonio es la base de la unidad familiar. En esta sociedad y en esta época, la familia es la unidad más integrada, la que mejor logra perpetuarse y la que se autoprotege mejor. Tal y como está establecida en la actualidad, es necesaria para la sociedad; tanto desde el punto de vista económico como el de cualquier otro. La cultura se desintegraría si su piedra angular, la familia, dejara de tener validez como tal. Podríamos decir con bastante seguridad que aquel que destruye el matrimonio destruye la civilización. Un matrimonio es algo que existe en primer lugar porque cada cónyuge ha postulado su existencia y la continuación de esa existencia. Los matrimonios tienen éxito sólo cuando estos fundamentos están donde deben de estar.

Algunas situaciones en el matrimonio se resuelven con suavidad otras, en cambio, provocan serios conflictos, especialmente cuando cada una de las partes trata de obtener la mayor ganancia personal, y cuando la pareja no tiene reglas claras para resolver los problemas. Algunos psicólogos aconsejan que cada familia debe tener reglas muy definidas para distribuir sus recursos, desde el dinero hasta el espacio físico y personal.
    
El poder se puede definir como "la habilidad de una persona para cambiar la posible conducta de otra u otras". Esto implica que hay una relación activa entre el que manda y el que obedece. Por esto, los problemas del poder constituyen un elemento esencial en la interacción de los individuos y son inevitables en el matrimonio, pero siempre se debe mantener una actitud de dialógo por parte de la pareja porque sino existe claridad ante las expectativas que tiene el uno del otro se llega al conflicto.
 
Además, una persona puede ganar poder sobre un grupo controlando el flujo de información; o expresándose verbalmente con mucha seguridad. O, por último, demostrando menos interés en mantener una relación. Esto se denomina "principio de la pérdida mínima", y es bastante común en los matrimonios: el que cree que tiene menos que perder si la relación se quiebra, adquiere dominio tácito sobre el otro que quiere a toda costa mantener esa relación.

Muchos investigadores están de acuerdo en que el matrimonio igualitario es una meta deseable, pero todavía es un mito. Sobre todo porque suele entenderse como igualdad absoluta, lo cual aumenta las posibilidades de conflicto, incluso en aspectos minimos. En cambio, si se entiende como igualdad relativa, habrá menos problemas. Curiosamente, aunque no exista equilibro perfecto, se genera menos conflicto cuando el hombre manda más, que cuando la mujer manda más, porque ella experimenta la situación como inapropiada.
    
El problema del poder es uno de los temas básicos en la terapia de pareja, y puede ser superado mediante un entrenamiento que tiene como objetivo lograr una relación de poder igualitaria. Se trata de que la pareja llegue a acuerdos claros sobre la toma de decisiones. Por ejemplo, el marido o la mujer pueden tener autoridad en algunas áreas; en otras las determinaciones se tomarán en conjunto; y existirán aspectos en los cuales cada uno decidirá por cuenta propia. Cuando esto se logra, la frecuencia e intensidad de los conflictos disminuyen en forma notable.

Si usted cree que todo ha sido diseñado para perpetuar el matrimonio aunque no se esfuerce por mantenerlo vivo, es obvio que terminará destruyéndose. Pero si enfoca esto dándose cuenta de que el matrimonio es algo que se debe postular para que exista y para mantenerlo en existencia, y que cuando deja de trabajar en él, dejará de existir; Pero se requiere algo de trabajo y valentía...

Fuente : Inteco/Alfredo Ruiz