Permito que mis dones naturales florezcan.
Mis dones
Dios me ha dado talentos y habilidades que demuestro con facilidad y gozo. Quizás tenga el don de la hospitalidad, sea bueno con las matemáticas o tenga inclinación artística. Es posible que pueda inspirar a otros con relatos interesantes o diseñando nueva tecnología.
Quizás necesite poner de mi parte para descubrir algunos de mis talentos. Día a día, hago lo mejor que puedo para desarrollar y perfeccionar mis habilidades naturales. Permitir que mis dones florezcan es parte de mi crecimiento espiritual.
No comparto mi capacidad con la de los demás, sino que busco expresarla de manera única. Mis dones marcan una pauta positiva en mi vida y en las vidas de los demás.
–Salmo 67:6
“La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro”.