Abro mi corazón a la gracia de Dios.
Gracia
El amor de Dios incluye una fuente siempre presente de reposo, el regalo de la gracia divina. Si oro por la resolución de una situación, para mí mismo o para un ser querido, afirmo la verdad: la gracia de Dios me asegura que cada necesidad es satisfecha.
Al permanecer conectado a Dios mediante la oración y la meditación, cobro conciencia de la gracia, la presencia dadora de vida. A medida que pido guía, espero soluciones felices y saludables.
La gracia me sana y me prepara para aceptar mayor bien en mi vida. La prosperidad, la paz y el gozo que deseo ya son míos. Abro mi corazón a la gracia y descanso en mi unidad con el Espíritu divino.
Romanos 1:5
“Por medio de Jesucristo recibí el privilegio de ser apóstol, puesto a su servicio, para que en todas las naciones haya quienes crean en él”.