02 de Abril de 2016- Sabado

La presencia de Dios me consuela.

Consuelo
No importa dónde esté o lo que esté haciendo, la presencia de Dios está conmigo. Así como el ritmo constante de mi respiración, la presencia de Dios se mueve continuamente en mí y por medio de mí, apoyándome en todo momento.

Si encuentro que mi mente divaga hacia una situación que me causa angustia, inmediatamente me detengo y centro mi atención en Dios, apartando mi mente del problema y fijándola en Dios. Concentro mi atención en mi respiración, inhalando y exhalando suavemente. Medito en las cualidades del espíritu tales como el amor, la paz y el gozo.

Pronto, siento alivio. La presencia del amor de Dios siempre está conmigo, y puedo buscarla para recibir consuelo en cualquier momento.

Salmo 119:76
Muéstrame tu misericordia y ven a consolarme, pues esa fue tu promesa