Sosiego
ME SOSIEGO, Y ME SUMERJO EN LA PAZ.
El descanso es parte esencial de mi práctica espiritual. Cuando tomo tiempo para serenarme, accedo a mi sabiduría interior con facilidad. Comienzo armonizando mi cuerpo con respiraciones profundas. Siento que los latidos de mi corazón se tornan apacibles y que mi respiración es más pausada.
Aquieto mi mente, dejando ir los pensamientos negativos. Mientras me sosiego, creo un terreno fértil para que mis afirmaciones llenen mi conciencia y lleguen a mi corazón.
Al continuar con mi día, mi percepción del mundo ha cambiado. Voy por la vida permaneciendo receptivo, apacible y sereno. Veo más allá de las apariencias y percibo a Dios en cada persona y en toda circunstancia.
Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma.—Mateo 11:29