Serenidad
GRACIAS A LA QUIETUD DEL CRISTO EN MÍ, SIENTO SERENIDAD.
Jesús nos enseñó que el reino de Dios existe aquí y ahora. Recuerdo esta verdad en este momento. Tengo presente que puedo acceder el Reino y sus bendiciones gracias a mi vínculo con Dios. Vuelvo a sentir serenidad, aun en momentos difíciles, cuando recuerdo que la paz de Dios ya es mía.
Me sereno respirando suave y sosegadamente. Centro mi atención en aquello que fomenta mi conexión con Dios; tal vez lea la Biblia o visite un lugar apacible o sagrado para mí. También encuentro conexión y consuelo en la gente que me rodea, y que me quiere y me apoya. Me sosiego y libero cualquier tensión. Ahora, tranquilo, reflejo mi actitud serena en todo lo que hago y con las personas a mi alrededor.
Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma; porque mi yugo es fácil, y mi carga es liviana.—Mateo 11:29-31