Restaurar
El espíritu restaurador de Dios se cumple en mí ahora.
Si me estoy recuperando de una enfermedad reclamo con fe y determinación mi derecho divino de salud. Reclamo mi poder, consciente de que mi salud ya es un hecho en la Mente Divina. Ya soy perfecto y completo en todo nivel.
Para acoger mi bienestar totalmente, en cuerpo, mente y asuntos, centro mi atención en las condiciones que deseo experimentar. Cambio nociones negativas por pensamientos positivos. Afirmo palabras que me alientan y que avivan mi vigor.
De esta manera, mi recuperación se aligera. Revivo, interna y externamente. A medida que el espíritu restaurador de Dios cobra vida en mí, mi perfección innata se refleja en mi cuerpo y soy saludable.
El Señor da fuerzas al cansado, y aumenta el vigor del que desfallece.—Isaías 40:29