El miedo y las emociones también tienen expresión genética
Un equipo del Instituto Nacional de Salud Mental, en Estados Unidos, ha descubierto que la respuesta del núcleo cerebral relacionado con el miedo varía según la expresión de un gen hereditario responsable de transportar la serotonina.
Los coordinadores del estudio, han señalado que este hallazgo muestra la predisposición de los individuos ante estímulos emocionales y podría ayudar a algunos sujetos a "modelar su temperamento".
Cada persona hereda dos copias de este gen, una de cada progenitor. Si un sujeto recibe al menos una copia con variante corta de esta información genética, las imágenes tomadas con escáner ante estímulos emocionales como el miedo o la ira muestran mayor actividad en la amígdala del cerebro, lo que se traduce en más sensibilidad ante esas situaciones.
Los científicos defienden que estos datos confirmarían algunos estudios previos que relacionaban la variante corta del gen encargado de transportar la serotonina con mayor riesgo de sufrir ansiedad. "Conociendo en qué medida la respuesta emocional ante señales de peligro está influida por reacciones biológicas o genéticas se podría aumentar la vigilancia en individuos con predisposición a sufrir trastornos emocionales", aseguran los científicos.
Asi mismo, el hallazgo ayuda a comprender mejor la función de los inhibidores de la recaptación de la serotonina. La variante corta del gen, frente a los de expresión larga, produce menos neurotransmisores provocando un aumento de la serotonina en el espacio intersináptico y menos absorción de las neuronas.
Cuantos menos neurotransmisores, más sensible es el sujeto ante los estímulos emocionales. Los inhibidores se encargarían de bloquear la recaptación y de mantener los niveles óptimos de serotonina en los espacios intersinápticos de pacientes con ansiedad o depresión.
Los cientifícos sometieron a 28 personas a un estudio de las reacciones de su cerebro con escáner mientras realizaban diferentes tipos de tareas en la pantalla del ordenador. De esta forma se pudieron comprobar las reacciones de la amígdala responsable del miedo, un pequeño núcleo con forma de almendra situado en la parte profunda del cerebro. Algunas de esas pruebas tenía una implicación emocional mientras otras eran netamente intelectuales. Gracias a las imágenes obtenidas en el escáner se demostró que las tareas intelectuales no tenían repercusión en la amígdala y no reproducían ningún efecto especial en las personas con la variante corta del gen.
Un profesor del Departamento de Neurología de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos, también ha estudiado esta zona del cerebro. En sus trabajos ha analizado la actividad cerebral de los pacientes neurológicos con lesiones mediante resonancia magnética, y ha estudiado las miniestructuras cerebrales implicadas en el inicio del cambio emocional: la amígdala, la corteza orbitofrontal, el estrato ventral o las regiones corticales del hemisferio derecho del cerebro.
Estos trabajos han comprobado que la amígdala se relaciona con emociones primarias como el miedo frente a todos aquellos estímulos que tienen que ver con situaciones amenazadoras o peligros potenciales del entorno. Sin embargo, el experto ha declarado que las emociones, lejos de dominarnos, se pueden autorregular. Prueba de ello es que los cirujanos son capaces de intervenir a un paciente aparcando sus emociones en tanto dure el procedimiento quirúrgico.
Fuente : Ondasalud