Amor Amigo
Hemos opuesto la pasión a la amistad, el Eros a la Philia. Los amantes se poseen entre sí pletóricos de dicha, mientras los cónyuges se aburren bajo la carga de la costumbre: la dicotomía que separa, sin demasiado fundamento, placer y deber.
Ser compinche de la persona que deseamos, de la pareja que aún nos eriza la piel y el cuerpo envejecido, no es una quimera. El amor amigo se suma a sí mismo, se multiplica en la amistad coqueta y seductora, en el intercambio de placeres que van más allá del sexo, sin excluirlo.
Te amo porque eres mi amiga, no sólo mi amante, sino las dos cosas a la vez. Cuando hacemos el amor nos hacemos más compañeros porque potenciamos la alegría, la curiosa felicidad de hacernos exactamente lo que esperamos que el otro haga. Hacerte el bien, mientras me haces feliz. Doble alegría: los amigos se encuentran.
"Ya no estoy enamorado de ti, lo que siento es amor", dice la mujer: "Me atraes, me gustas como un postre de chocolate, puedo confiar en ti, me divierto cuando estamos juntos y te considero mi mejor amigo". Y es verdad, ya no está enamorada, hay otra emoción, más madura, más saboreada. "Me gustas a rabiar y eres mi mejor amigo".
¿Qué mejor declaración de amor? Amor abundante, realista, afecto curtido, amigo/amante o compañero/erótico, qué más da, si se trata de pasión amistosa: esposo/amante, hombre/cómplice, implicado.
Hacer el amor con la mejor amiga o el mejor amigo, es decir, la pareja: ¿y por qué no? ¿Por qué separar la amistad del matrimonio? ¿Quién dijo que es incompatible la llama ardorosa, el incendio hormonal, con el compañerismo, la devoción, la fidelidad y la reciprocidad de la amistad?
Amor amigo, amor de aliado, amor de la batalla cotidiana, de compartirse uno a uno. Si no puedo ser tu amigo no puedo amarte. No me interesa fusionarme en ti, ¡qué aburrimiento! Lo que quiero es comprenderte, abrazar tu ser, aceptarte sin juzgarte, amarte como quiero a mis amigos del alma: al natural.
No soy capaz de amar al enemigo, estoy lejos del Agapé de los griegos, del amor universal que renuncia a la vida para dar vida. Mi propuesta de amor es mucho más elemental, seamos amigos ardientes. Casados, sin estar cansados.
El anciano dice: "Todavía te siento en mi corazón. Ya no es un estado arrebatador, es voluntad, juego y recreo, acción amorosa que trasciende la exaltación. Te deseo y me gusta que estemos juntos. No me desmayo cuando te veo ni cuando no estás a mi lado, pero me alegra verte". Amor de a dos, amor a dúo, amor amigo.
Insisto: el deseo y la amistad no son incompatibles, los años los van acercando. El afán inicial de tenerte y poseerte palmo a palmo, hoy es el anhelo de confiarte el más oscuro de mis secretos y esperar tu silencio afable. No renuncio a tu cuerpo, sólo le agrego algo de complicidad a tu fisiología para que sigamos haciendo historia.
Amor amigo: el mismo que nos asocia en las caricias y en el chiste que no necesita explicarse.
Fuente : Comentarios sobre el vivir