9 de Mayo del 2012 - Miercoles
Perdonar
Elijo perdonar.
Cuando alguien a quien amo hiere mis sentimientos o traiciona mi confianza, puedo elegir conscientemente cómo reaccionar. Puedo elegir guardar resentimiento, responder con ira o vengarme. O puedo elegir perdonar.
Aferrarme a un resentimiento es como aferrarme a una brasa ardiente: mientras más me aferre a ella, mayor es el dolor. Pero si la suelto, la curación puede comenzar. Al perdonar, abro la puerta a la curación tanto física como espiritual. Mi mente y corazón se calman. Mi cuerpo descansa y libera el estrés. Cuando elijo perdonar, el camino a la paz, la felicidad y la libertad es revelado. Elijo perdonarme y perdonar a los demás. Elijo ser feliz.
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí?”—Mateo 18:21
Cuando alguien a quien amo hiere mis sentimientos o traiciona mi confianza, puedo elegir conscientemente cómo reaccionar. Puedo elegir guardar resentimiento, responder con ira o vengarme. O puedo elegir perdonar.
Aferrarme a un resentimiento es como aferrarme a una brasa ardiente: mientras más me aferre a ella, mayor es el dolor. Pero si la suelto, la curación puede comenzar. Al perdonar, abro la puerta a la curación tanto física como espiritual. Mi mente y corazón se calman. Mi cuerpo descansa y libera el estrés. Cuando elijo perdonar, el camino a la paz, la felicidad y la libertad es revelado. Elijo perdonarme y perdonar a los demás. Elijo ser feliz.
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí?”—Mateo 18:21