El bien de Dios está siempre presente en mi vida.
Prosperidad
Mi vida es un canal para el bien de Dios. Determino el fluir de la sustancia divina en mi vida y a través de mis actitudes, pensamientos y acciones. Así como los canales de agua pueden ser bloqueados, mi vida puede sentirse obstruida por ideas de temor, escasez y falta de perdón. Elimino de mi mente cualquier barrera y me mantengo receptivo a un fluir mayor de bien.
Dejo ir la creencia de que algo o alguien puede impedir mi bien. Participo en la circulación de bendiciones al dar generosamente y recibir abundantemente. Mantengo pensamiento de gratitud y confío en el fluir constante de bien en mi vida. Disfruto de la riqueza que proviene de un corazón sereno.
Salmo 36:8
“Quedan completamente satisfechos con la abundante comida de tu casa; tú les das a beber de un río delicioso”.