07 de Febrero de 2017- Martes
Cuando dejo ir y dejo a Dios actuar, promuevo la armonía.
Dejar ir
Si alguien dice o hace algo que me hiere, tengo una decisión que tomar: ¿Permito que afecte mi actitud o bendigo la situación con una oración silenciosa y dejo ir? La elección obvia, mas no necesariamente la más fácil, es dejar ir. Así que encuentro un lugar seguro para sosegar mi mente y corazón. Al dirigirme a Dios en oración, me doy cuenta de que estoy molesto por las acciones de la persona, no por la persona en sí. Esta persona también es una creación de Dios. La bendigo, suelto la situación y afirmo: Dejo ir mis inquietudes y las pongo al cuidado de Dios. En vez de reaccionar, respondo de manera positiva. Al elegir dejar ir y dejar a Dios actuar, promuevo la armonía y la cordialidad.
Mateo 9:28
Él les pregunto: “¿Creen que puedo hacer esto?”. Ellos dijeron: “Sí, Señor”.