Prosperidad

Doy gracias por mis bendiciones actuales y las que estoy por recibir.

Abro mi mente a la sustancia divina omnipresente de la cual fluyen todas las bendiciones. Afirmo que los campos están blancos para la siega. No pospongo mi bien para un futuro distante. Reconozco y doy gracias por todo lo que es mío hoy.

Con mi atención enfocada en Dios, estoy receptivo para recibir lo que deseo. Las ideas divinas echan raíces en mi mente y las alimento con fe. Las hago realidad por medio de mis pensamientos, sentimientos y acciones. Bien sea la idea para una solución, un invento o un nuevo trabajo, nace de la sustancia y actividad de Dios. Siento agradecimiento por las bendiciones continuas que vienen a mí.

¿No decís vosotros: “Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega”? Yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.—Juan 4:35