Cada persona en el mundo tiene cualidades y dones únicos. Todos los días interactúo con personas que se ven, piensan y actúan de manera diferente a mí. Sin embargo, a pesar de las apariencias, todos estamos vinculados, unidos en nuestra divinidad.

Elijo vivir partiendo de esta verdad y trato a los demás con amor y bondad. Cuando tengo dificultad para relacionarme de manera amable con alguien, me reto a identificar y a enfocar mi atención en el bien en esa persona.

Cuando reconozco el bien, promuevo una conciencia de amor. Recuerdo que todas las personas están vinculadas por medio de Dios, y siento mi unidad con todas ellas.

1 Corintios 12:13 Por un solo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, tanto los judíos como los no judíos, lo mismo los esclavos que los libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu