21 de septiembre del 2012 - Viernes
Paz mundial
La paz emerge cuando reconocemos nuestra unidad.
Aveces puede ser fácil enfocar mi atención en las diferencias percibidas entre los demás y yo, o en lo que me gustaría que los demás hicieran de manera diferente. Sin embargo, cuando cambio mi enfoque, surge una perspectiva más profunda.
La presencia de Dios es la vida y el amor que me sostienen. Mas no puedo sentirme satisfecho sólo viendo lo Divino en mí. De manera que reconozco lo divino en todas las personas. Mi conciencia de Dios en los demás disuelve cualquier división o diferencia. El amor divino aviva mi amor por todos. En Dios, estamos vinculados —corazón a corazón, espíritu a espíritu. Nada puede interponerse en el camino de la paz entre nosotros cuando reconocemos que somos uno.
Unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito.—Filipenses 2:2