El amor de madre nunca termina.

El amor es la fuerza más poderosa que existe en el mundo. Y el amor de madre es la demostración más natural y pura del amor. El amor fomenta la aceptación, la compasión y el perdón. Nos ayuda a apreciar lo mejor en los demás.

Todas las personas que nos han ofrecido apoyo maternal cuando crecíamos son expresiones del amor divino. El amor de madre nos provee guía, consuela nuestro dolor, fomenta nuestro desarrollo y nos alienta a ir en pos de nuestros sueños. A medida que recibimos amor, también lo damos. Gracias a nuestro poder innato para amar, podemos consolar y apoyar a las personas en nuestra vida. Por medio de nuestras palabras y acciones, compartimos el amor que hemos recibido. Y el amor continúa en su fluir.

El amor nunca deja de ser.—1 Corintios 13:8