6 de diciembre del 2012 - Jueves
Consuelo
Cuando me siento atribulado, descanso en la seguridad del amor de Dios y soy reconfortado. El amor de Dios es constante. No puede ser disminuido por lo que haya hecho o dejado de hacer. No puede ser retenido por otros o empañado por el dolor físico o emocional. El amor divino es mi fuente de consuelo. Respiro profundamente para aquietar cualquier preocupación, luego dirijo mi atención a mi corazón. Mi respiración calmada revela el amor de Dios que irradia de mi interior, y este fluye por todo mi cuerpo. Hago una pausa y descanso en la seguridad de este amor sagrado. Soy una creación amada por Dios, y lo seré por siempre. Reconfortado, enfrento cualquier reto que tenga ante mí.
Salmo 119:76
Sea ahora tu misericordia para consolarme, conforme a lo que has dicho a tu siervo.