7 de diciembre del 2012 - Viernes
Claridad
Cuando examino un problema muy de cerca, puedo perder la perspectiva. Atrapado en los detalles, no puedo ver la imagen completa. Así como tenemos que ver por encima de los árboles para poder apreciar el bosque, debo ver por encima de los retos para apreciar mi completo potencial y los dones disponibles para mí.
Al centrar mi atención en Dios, me separo de la situación y confío en que el Espíritu divino me provee comprensión y dirección infalibles. Gracias a esta perspectiva, veo más claramente y respondo con más confianza. La mente de Dios vive en mí. Es clara y está llena de fortaleza y sabiduría. Con fe en la inteligencia infinita de Dios en mí, avanzo con claridad y seguridad.
Salmo 32:8
Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.