21 de diciembre del 2012 - Viernes
Ir a mi interior
Jesús no limitó la oración a un tiempo o lugar específicos, ni yo tampoco. Puedo orar en cualquier momento. Así como el sol sale cada día, yo me dirijo diariamente a mi interior para alinearme con el Espíritu. Establezco la intención de mi día de acuerdo a lo que aprecio —paz y armonía, gratitud y gozo, compasión y bondad. Puede que momentos más tarde me aparte de mi rutina para ir de nuevo a mi interior por guía.
Unos momentos de comunión divina centran mi atención. Al ponerse el sol y prepararme para dormir, me dirijo a mi interior una vez más para disfrutar de la paz y la quietud, y reflexionar acerca de mi día con gratitud. Dios está conmigo siempre, y cualquier momento es bueno para orar.
En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.—Lucas 6:12