29 de diciembre del 2012 - Sábado
Consuelo
Cuando descanso en mi sillón favorito, me siento sostenido. El sillón conoce mi cuerpo y con el tiempo se ha amoldado a su forma. No tengo que hacer nada para recibir la fortaleza y comodidad que este mueble me ofrece. Sencillamente, me siento en él y descanso.
El amor de Dios es como mi sillón favorito, me conoce y no me exige nada. Está disponible cuandoquiera que elija buscar su solaz. En oración, me dirijo a mi interior y siento que el amor de Dios me envuelve.
Estoy en paz sabiendo que la presencia amorosa de Dios es mi consuelo constante e instantáneo. Cuando descanso en el amor de Dios, siento apoyo y mi carga disminuye.
Todavía no tengo las palabras en la lengua, ¡y tú, Señor, ya sabes lo que estoy por decir! Tu presencia me envuelve por completo.—Salmo 139:4-5