8 de febrero del 2013 - Viernes
Así como la luz de un faro guía a los barcos evitando un peligro posible, la luz de Dios me guía con seguridad. Aunque esta luz sagrada no sea visible físicamente, es visible espiritualmente. Me alineo con la luz divina en oración. La oración revela las decisiones que he de tomar y me asegura que no estoy solo. Soy guiado y protegido de manera divina a cada paso del camino. Procedo con la seguridad de que la luz de Dios va delante de mí asegurando mi progreso.