25 de febrero del 2013 - Lunes
Curación
Del mismo modo como las aguas dadoras de vida restauran un suelo árido, el poder sanador de la Vida Divina me restaura. Soy cuerpo, mente y espíritu. Todo aspecto de mi ser es tocado por la vida sanadora de Dios, a medida que ésta dirige la curación de heridas y erradica cualquier enfermedad.
Mi cuerpo está dotado de la energía y el vigor de la Vida Divina. Mis células vibran de salud, y soy fortalecido. Mi corazón y mi mente son avivados y elevados por la vida de Dios en mí. La guía divina que recibo es clara y tengo confianza en el éxito. Soy un canal del fluir siempre renovador y siempre sanador de la Vida Divina en mí.
El ángel me mostró un río limpio, de agua de vida. Era claro como el cristal, y salía del trono de Dios y del Cordero.—Apocalipsis 22:1