09 de Mayo de 2013 - Jueves
Perdonar
Mi corazón se abre cuando perdono.
Al orar, me doy cuenta de que no puedo perdonar si mi corazón se ha endurecido.
Sé que el perdón me ayuda a sanar cualquier falta o herida.
El amor divino es el mayor aliciente.
Dicho amor suaviza las condiciones endurecidas de mente y corazón.
Estoy receptivo al amor divino y le permito que me sane.
Recuerdo que bajo cualquier ofensa, temor o juicio, cada uno de nosotros es una esencia pura del ser.
Al abrir mi corazón conecto mi esencia con la de otros.
Digo una oración sencilla: “Que seas bendecido”. Entrego toda ofensa al poder perdonador y sanador del amor divino.
Con un corazón afable y receptivo recibo gozosamente mi bien: la paz que me brinda el perdón.
"Bienventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios". —Mateo 5:8