26 de Junio de 2013 - Miércoles
El orden divino está establecido en mi mente y en mi vida.
Orden divino
El desorden surge del pensar incongruente o de la falta de planificación. Si deseo poner mi trabajo o mi vida familiar en orden, he de pensar claramente. El universo opera de manera ordenada. Con esto en mente, busco alinear mis pensamientos y mi vida con el orden divino. El aquietarme me ayuda a lograrlo. Así que tomo tiempo para meditar en silencio.
Las leyes divinas están escritas en los corazones de la humanidad. En el silencio, mi mente y mi corazón están abiertos a la ley del orden divino. El orden es revelado por medio de la oración y la meditación. Al proseguir con mi día, permito que dicho orden se exprese plenamente. Establezco orden divino en mi mente y en mi vida.
–Jeremías 31:33
Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón.