22 de Julio de 2013 - Lunes
El poder del Cristo morador me dirige y protege.
Protegido
Una tortuga es protegida por su caparazón. Un pájaro es protegido por su vuelo. Un árbol es protegido por sus raíces profundas. Y yo soy protegido por el poder del Cristo morador. El Cristo morador es la esencia de mi ser, la cual me ofrece amor, sabiduría, fortaleza, poder y fe. Cuando pienso, hablo y actúo partiendo de mi centro espiritual, tengo acceso a todo lo que necesito para superar retos y vencer obstáculos.
Al enfocar mi atención en el poder del Cristo en mí, dejo ir pensamientos de preocupación o temor. Quizás no sepa lo que el futuro me depara, mas sé que estaré a salvo, que sabré qué hacer, y que todo estará en orden perfecto.
–Juan 14:12
“Les aseguro que el que cree en Mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes”.