24 de Julio de 2013 - Miércoles
Mantengo mi mente en Dios y mi alma está sastifecha.
Alma satisfecha
Un bello atardecer, el sonido de la risa, los sabores y aromas de mis platos favoritos, todo esto enriquece mi vida y satisface mis sentidos. Mas, ¿cómo satisfago mi alma? Jesús enseñó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Al mantener mi mente en Dios, puedo sentir su amor. Y yo le devuelvo amor respondiendo al llamado de servir a un propósito mayor. Expreso el amor de Dios a los demás. En vez de enojo, ofrezco comprensión. Ante la confusión, ofrezco claridad. Si veo tristeza, ofrezco consuelo. Con mi mente y corazón centrados en Dios, mi vida se llena de significado. Al amar a Dios, mi alma es satisfecha.
–Salmo 63:5
“Quedaré muy satisfecho, como el que disfruta de un banquete delicioso, y mis labios te alabarán con alegría”.