15 de Agosto de 2013 - Jueves
Con fe como mi faro, encuentro consuelo en el Espíritu Santo.
Consuelo
Cuando sufro la pérdida de un ser querido, quizás me sienta abrumado o desorientado. Mas saber que todos estamos vinculados eternamente me ofrece consuelo. En la vida divina no existe la separación.
Aunque mi vida no sea la misma de ahora en adelante, confío en la sabiduría y el amor del Espíritu Santo. Recuerdo que no estoy ni solo ni abandonado. Cuento con la energía y el consuelo divinos, los cuales tiernamente alivian mi dolor y mi pena.
Uno con la Presencia, estoy receptivo a la bendición del momento presente. La fe es mi faro, y tengo el valor que necesito para superar esta experiencia con fortaleza y gracia.
–Salmo 23:4“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.