6 de Mayo de 2014 - Martes
Perdono y el bien de Dios fluye en mí.
Perdonar
Dios es amor y a través de mí el amor divino encuentra expresión. Cuando soy afable, el amor de Dios fluye libremente. Mas cuando me aferro a un enojo, no estoy receptivo al bien que Dios tiene para mí, bloqueo la expresión del amor.
Para ser un canal abierto del fluir del bien de Dios, veo que pensamientos en mí no provienen del amor. Dejo ir el autojuicio y comienzo a amarme a mí mismo. Sé que los errores son parte de mi viaje. Libero a los demás de cualquier juicio y escojo amar. Suelto cualquier creencia en el fracaso o la limitación. Soy más fuerte, más sabio y más amoroso con cada lección de la vida. Al amar y perdonar, los obstáculos se disuelven y el bien fluye libremente en mi vida.
Lucas 7:47
“Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho”.